5/19/2011

Respuesta a Caparrós

Acabo de leer la columna “censurada” por el diario oficialista El Argentino escrita por Martín Caparrós. La lectura del artículo me sirvió para varias cosas.
Entre otras cosas, menos dignas de ser contadas, la carta me sirvió para repensar que es lo que yo, y por extensión, parte de la sociedad, espero (esperamos), de los que lograron imponerse como referentes intelectuales. Pienso que se puede discutir eternamente acerca de cual es la función que un intelectual público debiera brindarle a su sociedad, pero hay algo en lo que todos tendríamos que estar de acuerdo: Sea lo que sea que brinde, debiera ser para mejorar, para hacer el bien, para clarificar, para preguntar aquello que no se pregunta, y para dar posibles respuestas a aquellos que no podemos autosatisfacerlas. Pienso en que nadie puede estar en desacuerdo en que la inteligencia, debe estar al servicio del bien, del progreso.
Alguien podría adelantarse y decir que el artículo en cuestión algo de eso hace. Intentaré explicar porque no lo creo así.

Tengo 25 años, nací en una país a punto de derrumbarse. Viví varios años de mi vida (los primeros) bajo la línea de pobreza. Fui adolescente en un país que veía como su industria se despedazaba y nadie hacía ni decía nada. Yo era conciente de lo que estaba pasando, y sentía la impotencia de mirar alrededor y no encontrar alguien con quien compartir la mirada. Sacaba del chango que mi vieja llenaba en Carrefour, todos aquellos productos importados, y ella los volvía a poner. Cada vez me fue más difícil encontrar equivalentes nacionales a esos productos.
Y el país se murió, creo que los países se mueren cada tanto, con guerras extremas, con crisis extremas. Mueren muchos de sus habitantes, mueren realidades, mueren formas, , costumbres, proyectos, y claro, al tiempo, los que quedamos vivos, reencarnamos en ese cuerpo sin vida, y empezamos a caminar. Para bien o para mal, siempre algo nace. Oportuncrisis decía Homero.
Diez años después del colapso, no es la recuperación económica lo que me abre un espacio para quedarme en el país. Me quedo en este país, porque hoy, cada vez que siento lo que sentía en el 1 a 1, miro alrededor, y hay alguien más. Viendo lo mismo que veo yo.
Si hay algo por lo cual este proceso, que incluye y excede a los “K”, merece respeto, no es por las cifras (ni las del Indec, ni las de la Unesco, ni las de la Cepal) Se lo merece por haber canalizado deliberadamente ese débil espíritu político que casi termina de apagarse. Pienso que el humano tiene dos alternativas muy evidentes, o es un animal político, o es un animal. Los logros “K” no son de Nestor y Cristina, son de la sociedad. Pero no de toda, tambien lo es a pesar de muchos. Cada uno sabe que hizo o dejó de hacer, que pensó o dejó de pensar, que eligió o dejó de elegir. Quien se dio cuenta que los tiempos cambiaron, y quienes se aferran a SU status quo por más poderoso o personal que sea.
Y Caparrós se siente orgulloso de su intelectualidad, que no propone alternativa, debilitando potencialmente lo político que nos hace humanos. La esperanzas de que tiene sentido luchar día a día, desde el lugar que sea, por un porvenir mejor.
Caparrós se regodea en lo que para el es una catástrofe anunciada, donde ni Cristina, ni la oposición, ni mucho menos él, pueden salvarnos. Pareciera que siente el posible fracaso de un país, como la victoria de sus evolucionados razonamientos. No tiene sentido alguno la inteligencia si no sirve para ayudar al otro, para encontrar la salida, para arreglar algo de lo imperfectos que por definición somos. El nihilismo, es el cinismo de los hábiles.
Me indigna que Caparrós, y todos los Caparroses que hay dando vuelta, no cuiden eso, que se consolida entre los jóvenes, y que yo no conocía, al punto de no saber como llamarlo. Hoy un amigo de mi edad, que siempre odió la política, escuchó la noticia del desperfecto del Tango 01, y dijo “que no se caiga ahora!”. Como llaman a eso?
Ya se Caparrós, para vos se llama ingenuidad. Y en definitiva no te culpo, este país ya te debe haber decepcionado muchas veces. A mi en cambio no me decepciona, porque nunca esperé que nada fuera a cambiar. Y cambió. Por más recursos que gasten en intentar convencernos de que todo es igual, algo cambió, porque siempre las cosas cambian. Y esta vez MUCHOS creemos que es para mejor.
Te pido, desde mi insignificante lugar, que si las vueltas de la vida te dejaron en un lugar desde el que no podés aportar, sostener, incentivar, cuidar, y hacer crecer ese cambio de paradigma que se está dando en muchas personas, al menos te ahorres tus palabras ofensivas, no a una Presidenta, si no a un proceso social legítimo. Si no sabés desde donde sumar, no desalientes. Dejanos el espacio a los que si queremos construir.