10/25/2011

Quiero ser periodista.

A -- Si los medios fueran un espacio democrático. Y si la capacidad para realizar el ejercicio de observación, interpretación y comunicación de la realidad fuera el capital que sustenta la relevancia de un periodista, hoy en día ¿Cuantos quedarían?

B -- Ok, pero no es un espacio democrático. Su sustento no tiene nada que ver con su capacidad en tanto comunicadores sociales. Tiene más que ver con su capacidad de disfrazar y así poder defender (en nombre de la independencia intelectual) intereses de los medios en los que trabajan, que a la vez representan los intereses de sus CEOs. Que a su vez representan los intereses de los grupos de poder.

A-- Entonces ya no son periodistas muchos de los que escriben en los diarios, o redactan la información antes de ser difundida.

B-- Quizás... Pero ahi seguirán, porque tener espacio en un medio, te da un poder relativo a la relevancia de ese espacio. Y el poder los eterniza. Nada nuevo, el poder, velando por el poder. Un arma, para que no te roben el arma.

A-- ¿O sea que el llamado cuarto poder, que por cercanía o por naturaleza compositiva (y por discurso), está más contagiado del pensamiento liberal, capitalista, corporativo, ...en fin, derechoso, es en realidad el menos liberal, el menos atado a las normas del mercado, en donde sobreviven los más fuertes? ¿Es por contrario, el espacio de poder más enquistado donde sus actores están por fuera de la voluntad popular, y por ende utilizan el propio poder que les da ese espacio para continuar aferrado al mismo, sin que importe en esa selección su capacidad profesional, ni su eficacia, ni su ética, ni sus virtudes en general?

B-- Bueno... eso si pensáramos que poder y fuerza no son la misma cosa. Sobreviven los más poderosos. Así es la selección hoy en día.
Sucede que el poder, no lo otorgan las virtudes, lo otorga...
No, volvamos a cero. El cuarto poder, no es el periodismo. El cuarto poder es el poder corporativo, y está en todos lados. El periodismo es una de las herramientas con que el poder corporativo se defiende, justifica, e intenta eternizarse. Acá, y en todo el mundo capitalista. Por eso la coherencia discursiva en los principales medios de todo el mundo. Por eso los diarios más importantes de Paraguay o Alemania o Sudáfrica dicen más o menos lo mismo.

A-- Pero... Ellos son los primeros en criticar los regímenes antidemocráticos...

B-- No quieren competencia.

A-- Están haciendo un régimen dictatorial planetario. Los países ya no tienen fuerza para decidir, y se unen en bloques, como la UE, la UNASUR, el fallido ALCA.

B-- Será cuestión de luego unir todos esos grupos continentales, y allí será posible el gobierno mundial. Antidemocrático claro.

A-- Quiero ser periodista.


8/31/2011

Bienvenido el debate. (El Clarinista de Hamelin)

Hace algunos días, La Nación publicó una nota analizando, y luego relativizando, el poder de los medios de comunicación en la conciencia, y en la toma de decisiones democráticas de un pueblo. Me puso muy feliz ver esto. No tanto ya por el mensaje, como por el mensajero.
Es este análisis de los alcances, una aceptación del fenómeno.

Esto es para la conciencia de un país, lo que es para un chico empezar a hablar con los padres de cosas de las que antes le negaban la existencia. Es como cuando descubrimos como vinimos al mundo, o que los reyes magos no existen.
De chicos podemos intuir ciertas verdades ocultas, pero cuando los propios artífices del engaño aceptan el juego, cruzamos una linea de la cual, como individuos, no volvemos.
Esperemos que la sociedad tampoco vuelva a dar un paso atrás.

Manifestada la satisfacción que me generan estos cambios paradigmáticos, quiero hacer una observación más coyuntural.

Si bien vivimos en tiempos dónde el 85 % de la recepción mediática proviene enfoques y agendas construídas por medios abiertamente opositores al gobierno, en estas elecciones los mayores perjudicados de la práctica de construcción (o distorsión) de la opinión publica, fueron paradójicamente los candidatos anti K. A mi juicio, por dos motivos principales. 1- Los opositores compraron una erronea interpretación coyuntural construída por esos medios, por el hecho de que les sonaba más dulce a sus oídos. Les creaba, aunque de forma algo artificial, un espacio relevante en la escena electoral con el solo mérito de oponerse a todo. 2- Lo antinatural de una visión irremediablemente pesimista, (y por lo tanto inverosímil en una población que viene notando mejoras) de los medios dominantes, se trasladó a casi todos los candidatos, y a la vez, estos medios se retroalimentaron, repitieron y amplificaron dichos mensajes. Un circulo, que solo después de pasadas las primarias, pudimos ver que era vicioso y no virtuoso.

Se podría decir que Clarín, sin quererlo, fue algo así como el Flautista de Hamelin. Del clarín a la flauta... El tema es que hipnotizados muchos opositores caminaron hacia el abismo. No todos, afortunadamente. Están aquellos que por seguir siendo criteriosos sufrieron maltratos mediáticos. Tengo la esperanza de que el electorado premiará la coherencia.

7/14/2011

Fito.

No coincido con Fito. No le puede dar asco la mitad de Buenos Aires, votar a Macri no es más que una manifestación democrática de la IGNORANCIA. A mi la ignorancia me da vergüenza ajena, cuando la porta quienes tuvieron la posibilidad de educarse, y pena, cuando la padecen los que nunca tuvieron esa posibilidad. Pero no asco.

5/19/2011

Respuesta a Caparrós

Acabo de leer la columna “censurada” por el diario oficialista El Argentino escrita por Martín Caparrós. La lectura del artículo me sirvió para varias cosas.
Entre otras cosas, menos dignas de ser contadas, la carta me sirvió para repensar que es lo que yo, y por extensión, parte de la sociedad, espero (esperamos), de los que lograron imponerse como referentes intelectuales. Pienso que se puede discutir eternamente acerca de cual es la función que un intelectual público debiera brindarle a su sociedad, pero hay algo en lo que todos tendríamos que estar de acuerdo: Sea lo que sea que brinde, debiera ser para mejorar, para hacer el bien, para clarificar, para preguntar aquello que no se pregunta, y para dar posibles respuestas a aquellos que no podemos autosatisfacerlas. Pienso en que nadie puede estar en desacuerdo en que la inteligencia, debe estar al servicio del bien, del progreso.
Alguien podría adelantarse y decir que el artículo en cuestión algo de eso hace. Intentaré explicar porque no lo creo así.

Tengo 25 años, nací en una país a punto de derrumbarse. Viví varios años de mi vida (los primeros) bajo la línea de pobreza. Fui adolescente en un país que veía como su industria se despedazaba y nadie hacía ni decía nada. Yo era conciente de lo que estaba pasando, y sentía la impotencia de mirar alrededor y no encontrar alguien con quien compartir la mirada. Sacaba del chango que mi vieja llenaba en Carrefour, todos aquellos productos importados, y ella los volvía a poner. Cada vez me fue más difícil encontrar equivalentes nacionales a esos productos.
Y el país se murió, creo que los países se mueren cada tanto, con guerras extremas, con crisis extremas. Mueren muchos de sus habitantes, mueren realidades, mueren formas, , costumbres, proyectos, y claro, al tiempo, los que quedamos vivos, reencarnamos en ese cuerpo sin vida, y empezamos a caminar. Para bien o para mal, siempre algo nace. Oportuncrisis decía Homero.
Diez años después del colapso, no es la recuperación económica lo que me abre un espacio para quedarme en el país. Me quedo en este país, porque hoy, cada vez que siento lo que sentía en el 1 a 1, miro alrededor, y hay alguien más. Viendo lo mismo que veo yo.
Si hay algo por lo cual este proceso, que incluye y excede a los “K”, merece respeto, no es por las cifras (ni las del Indec, ni las de la Unesco, ni las de la Cepal) Se lo merece por haber canalizado deliberadamente ese débil espíritu político que casi termina de apagarse. Pienso que el humano tiene dos alternativas muy evidentes, o es un animal político, o es un animal. Los logros “K” no son de Nestor y Cristina, son de la sociedad. Pero no de toda, tambien lo es a pesar de muchos. Cada uno sabe que hizo o dejó de hacer, que pensó o dejó de pensar, que eligió o dejó de elegir. Quien se dio cuenta que los tiempos cambiaron, y quienes se aferran a SU status quo por más poderoso o personal que sea.
Y Caparrós se siente orgulloso de su intelectualidad, que no propone alternativa, debilitando potencialmente lo político que nos hace humanos. La esperanzas de que tiene sentido luchar día a día, desde el lugar que sea, por un porvenir mejor.
Caparrós se regodea en lo que para el es una catástrofe anunciada, donde ni Cristina, ni la oposición, ni mucho menos él, pueden salvarnos. Pareciera que siente el posible fracaso de un país, como la victoria de sus evolucionados razonamientos. No tiene sentido alguno la inteligencia si no sirve para ayudar al otro, para encontrar la salida, para arreglar algo de lo imperfectos que por definición somos. El nihilismo, es el cinismo de los hábiles.
Me indigna que Caparrós, y todos los Caparroses que hay dando vuelta, no cuiden eso, que se consolida entre los jóvenes, y que yo no conocía, al punto de no saber como llamarlo. Hoy un amigo de mi edad, que siempre odió la política, escuchó la noticia del desperfecto del Tango 01, y dijo “que no se caiga ahora!”. Como llaman a eso?
Ya se Caparrós, para vos se llama ingenuidad. Y en definitiva no te culpo, este país ya te debe haber decepcionado muchas veces. A mi en cambio no me decepciona, porque nunca esperé que nada fuera a cambiar. Y cambió. Por más recursos que gasten en intentar convencernos de que todo es igual, algo cambió, porque siempre las cosas cambian. Y esta vez MUCHOS creemos que es para mejor.
Te pido, desde mi insignificante lugar, que si las vueltas de la vida te dejaron en un lugar desde el que no podés aportar, sostener, incentivar, cuidar, y hacer crecer ese cambio de paradigma que se está dando en muchas personas, al menos te ahorres tus palabras ofensivas, no a una Presidenta, si no a un proceso social legítimo. Si no sabés desde donde sumar, no desalientes. Dejanos el espacio a los que si queremos construir.

4/24/2011

Palabras a la velocidad de la luz.

¿Cuanto más rápido evoluciona una relación que está constantemente actualizada a través de la sobrecomunicación actual? ¿Cuanto más rápidos son los procesos sociales, hoy, que podemos manipular la información (nuestra información) a la velocidad de la luz? Parecen ser momentos en dónde comunicarse es la norma, por ende la no comunicación se interpreta, peligrosamente, como un mensaje.
Estamos desafiando las leyes de la física.
Tenemos comunicaciones de baja calidad humana. Sólo pretendo estar alerta. Sólo quiero que el silencio recupere su poder sanador, y deje de ser tan solo otro color del ruido.