8/31/2011

Bienvenido el debate. (El Clarinista de Hamelin)

Hace algunos días, La Nación publicó una nota analizando, y luego relativizando, el poder de los medios de comunicación en la conciencia, y en la toma de decisiones democráticas de un pueblo. Me puso muy feliz ver esto. No tanto ya por el mensaje, como por el mensajero.
Es este análisis de los alcances, una aceptación del fenómeno.

Esto es para la conciencia de un país, lo que es para un chico empezar a hablar con los padres de cosas de las que antes le negaban la existencia. Es como cuando descubrimos como vinimos al mundo, o que los reyes magos no existen.
De chicos podemos intuir ciertas verdades ocultas, pero cuando los propios artífices del engaño aceptan el juego, cruzamos una linea de la cual, como individuos, no volvemos.
Esperemos que la sociedad tampoco vuelva a dar un paso atrás.

Manifestada la satisfacción que me generan estos cambios paradigmáticos, quiero hacer una observación más coyuntural.

Si bien vivimos en tiempos dónde el 85 % de la recepción mediática proviene enfoques y agendas construídas por medios abiertamente opositores al gobierno, en estas elecciones los mayores perjudicados de la práctica de construcción (o distorsión) de la opinión publica, fueron paradójicamente los candidatos anti K. A mi juicio, por dos motivos principales. 1- Los opositores compraron una erronea interpretación coyuntural construída por esos medios, por el hecho de que les sonaba más dulce a sus oídos. Les creaba, aunque de forma algo artificial, un espacio relevante en la escena electoral con el solo mérito de oponerse a todo. 2- Lo antinatural de una visión irremediablemente pesimista, (y por lo tanto inverosímil en una población que viene notando mejoras) de los medios dominantes, se trasladó a casi todos los candidatos, y a la vez, estos medios se retroalimentaron, repitieron y amplificaron dichos mensajes. Un circulo, que solo después de pasadas las primarias, pudimos ver que era vicioso y no virtuoso.

Se podría decir que Clarín, sin quererlo, fue algo así como el Flautista de Hamelin. Del clarín a la flauta... El tema es que hipnotizados muchos opositores caminaron hacia el abismo. No todos, afortunadamente. Están aquellos que por seguir siendo criteriosos sufrieron maltratos mediáticos. Tengo la esperanza de que el electorado premiará la coherencia.